jueves, 31 de julio de 2008

La Represa de Corpus No Se Debe Construir


Porque transformará al río Paraná en un gigantesco embalse de agua quietas y contaminadas desde San Ignacio hasta las Cataratas.

Porque este embalse, se sumará sin interrupciones a los de las represas de Yacyretá, Itaipú, Ilha Grande, Puerto Primavera y Jupiá, creando un inédito, a nivel mundial, super-embalse de 3000 km de largo, desde Ituzaingó (Corrientes) hasta las propias nacientes del Río Paraná.

Porque las consecuencias de tamaña transformación de la naturaleza, son imposibles de evaluar por la ciencia, ya que constituye una verdadera catástrofe. Y las catástrofes, según el eminente ecólogo catalán Ramón Margaleff, no se pueden evaluar.

Porque las aguas de éste lago artificial deberán crecer mas de veinte metros- el equivalente a un edificio de siete pisos-, en su parte mas profunda, inundando miles y miles de hectáreas de productivas tierras.

Porque en Montecarlo, por ejemplo, las aguas cubrirán el club de Pesca para siempre.

Porque todos los arroyos que desembocan en el Paraná en la zona del embalse (Piray, Ita-.Curuzú, Paranay, Caraguatay, entre otros) se desbordarán, formando sub- embalses, alcanzando un ancho de centenares de metros ( 650, por ejemplo, el arroyo de Corpus).

Porque al perder el río su natural capacidad de depuración, el embalse se contaminará en forma irreversible con agrotóxicos, residuos industriales, cloacales y aguas servidas.

Porque significará la desaparición de un importante hábitat de fauna silvestre y la consiguiente desaparición de la misma.

Porque provocará la desaparición de miles de hectáreas de monte nativo.

Porque la transformación del río en un embalse provocará la desaparición de los pocos peces que aún hoy sobreviven pese a la barrera de Yacyretá.

Porque implica alterar los microclimas de nuestra región (régimen de lluvias, humedad, temperatura, etc.), con consecuencias no evaluadas en la salud y en el bienestar de los habitantes y en las actividades agropecuarias.

Porque al desaparecer el río y con la selva ya casi inexistente, Misiones perderá su identidad cultural, histórica y geográfica.

Porque se perderá también, la enorme potencialidad turística que ofrece el río con la simplificación del paisaje que implica un embalse y la desaparición de innumerables lugares tradicionales como la Isla Caraguatay, la Cueva del Yaguareté, la Gruta India, los Saltos de Tabay, entre los mas significativos.

Porque se perderán valiosas obras de infraestructura tales como la Ruta 12, sus puentes, caminos vecinales, los puertos y numerosas edificaciones.

Porque ciudades como Montecarlo, por ejemplo, se transformarán en islas al desbordar arroyos como el Paranay y el Piray, que la aislarán de sus vecinas El Alcázar, Puerto Rico, Piray y Eldorado, y para llegar a ellas, habrá que recorrer distancias mucho mas grandes que las actuales, ya que la Ruta 12 desaparecerá en su traza actual.

Porque significará la desaparición definitiva, directa o indirecta de miles de puestos de trabajos, hoy existentes.

Porque implica la desaparición de tradicionales modos de vida y subsistencia.

Porque traerá aparejado el desplazamiento directo o indirecto, mediato o inmediato de miles y miles de familias misioneras, muchas de las cuales deberán abandonar dignos modos de vivir y subsistir para ir a integrar los cordones de marginalidad de grandes ciudades.

Porque la contaminación y las aguas quietas, poco profundas en los bordes del embalse, en un clima subtropical, favorecerán la aparición y desarrollo de enfermedades y vectores (mosquitos, jejenes, caracoles) de enfermedades tales como la equistosomiasis, el paludismo, la fiebre amarilla, entre otras.

Porque significará la desaparición de sitios arqueológicos muchos de ellos desconocidos aún, provocando un daño irreparable al conocimiento de nuestro pasado y contribuyendo así a la desintegración cultural, necesaria en la estrategia de dominación de los pueblos por el poder económico global.

Porque su construcción ofrece sólo transitorios puestos de trabajo, la mayor parte changas, y absorbidos por trabajadores de otras regiones.

Porque éstas mega-represas por sí mismas no traen beneficios a las poblaciones de los lugares en que se construyen, tal como lo demuestra la ciudad de Concordia (Entre Ríos) y la región del Comahue (Neuquen y Río Negro).

Porque éstas obras se planifican con el único objetivo de producir electricidad barata para un modelo económico que concentra la riqueza en pocas manos y genera millones de excluídos del trabajo, de la salud, de la educación y de la vida digna.

Porque las regalías ?prometidas?, como gran y único beneficio directo de la obra para Misiones, 40 millones de dólares anuales, es una cifra despreciable ante el daño que se hace a la provincia, ya que sólo alcanza para pagar un mes y medio los haberes de la administración pública provincial, o el sueldo de un año de los empleados de la empresa de energía de Misiones (EMSA).

Porque la electricidad producida por una represa es barata, porque no se computan como costos de producción las pérdidas de ecosistemas, de tierras cultivables y de un río como el Alto Paraná misionero, en éste caso.

Porque, increíblemente, se ha decidido y proyectado su construcción sin estudios de impacto ambiental ninguno, pese a los 30 años de antigüedad del proyecto.

Porque la ausencia de estudios de impacto ambiental, pese a las décadas transcurridas, evidencia el desprecio absoluto por la población afectada por la obra.

Porque se planifica para atender exclusivamente el consumo energético brasileño y no para beneficio ni de Argentina y menos de nuestra región.

Porque la modalidad de ?concesión de obra?, adoptada en éste caso, implica que la represa y el río, serán propiedad de una empresa, indudablemente extranjera con la consiguiente y condenable pérdida de soberanía.

Porque la electricidad que produciría Corpus sería absorbida por el aumento del consumo energético argentino, en dos o tres años, proporcionando éste dato al sólo efecto de dimensionar el pobre aporte y la falsa solución que implica una obra de éste tipo que, como contrapartida, produce daños irreparables a la sociedad y a la naturaleza.

Porque existen alternativas no destructivas ni contaminantes para producir electricidad, tales como la tecnología eólica, la solar, el hidrógeno, técnicamente desarrolladas y que si no se usan, es por incapacidad, estupidez, ignorancia, pereza intelectual o corrupción de nuestros funcionarios y técnicos.

Porque actualmente se derrocha energía y existen formas de ahorrarla a través de programas de eficiencia en su producción, transmisión, distribución y utilización. Estamos hablando de eficiencia energética, materia pendiente en nuestra clase dirigente, acostumbrada a recurrir a lo mas fácil ... y redituable.

Porque los programas de eficiencia energética y de utilización de energía solar, eólica y del hidrógeno, producen muchísimos mas puestos de trabajo permanente, que una represa, que, una vez construida se maneja con un puñado de personas.

Porque no se han evaluado económicamente los bienes naturales, culturales y económicos que se perderán, como modernas metodologías lo permiten hacer y como de hecho, ya se hizo en la provincia de Entre Ríos, lo que resta seriedad a cualquier estudio de impacto ambiental que se realice sin contar con ese inventario valorizado.

Porque existen otras formas de diálogo con la naturaleza, como el propiciado por la Red de Agricultura Orgánica de Misiones (RAOM), la Red de Asociaciones Ecologistas de Misiones (RAE) y otras organizaciones, donde una hectárea alcanza para la vida digna de una familia... y sin arrasar el monte.

Porque pretender vender al extranjero y para beneficio del extranjero, el patrimonio natural, revela la actitud facilista en la búsqueda de soluciones y la pequeñez de gobernantes, incapaces de ofrecer alternativas válidas de desarrollo a su pueblo.

Porque promover ésta obra, existiendo un Plebiscito Vinculante que la rechazó, ?cualquiera sea su lugar de emplazamiento sobre el río Paraná?, realizado hace sólo cinco años, es ilegal.

Porque propiciar un nuevo plebiscito existiendo uno anterior es una perversa y grosera violación a la esencia de la Democracia: el respeto a la voluntad popular expresado en comicios legales.

Porque la Constitución Nacional le otorga a Misiones la propiedad del río y el gobierno nacional no tiene ningún derecho a promover la obra como lo viene haciendo.

Porque repugna al sentido común que el gobierno de una provincia con su capital destruida por una represa (Yacyretá), que aún no alcanzó su nivel máximo de inundación y de destrucción (falta aumentar en siete metros el nivel actual del embalse) y que produjo ya una legión de desplazados sin compensación, pretenda construir otra.

Porque el artículo 41 de la Constitución Nacional, prohiben obras como Corpus, que atentan contra el derecho a un ambiente sano, que destruyen la biodiversidad y que comprometen las posibilidades de desarrollarse de las generaciones futuras.

Por todo esto:

Exhortamos al pueblo de la provincia que registre en forma imborrable en su memoria los nombres de los políticos que impulsan ésta obra legalmente repudiada y no los voten nunca mas.

Exhortamos a los misioneros a registrar en su memoria en forma imborrable los nombres de los políticos que ayer festejaron el No del Plebiscito y hoy dicen Si o Ni a Corpus y los recuerden como ejemplo de lo que debe desaparecer para siempre de la vida política argentina: los políticos que se mueven por intereses y no por convicciones.

Exhortamos a los políticos auténticos, a que se pongan decidida y abiertamente del lado del pueblo al que pertenecen, que los eligió y mantiene y no del lado del poder económico, que sólo promete mas miseria en el largo plazo.

Decirle NO A CORPUS es Decir:

Si a la Vida

Si al Pueblo Paraguayo

Si a la Ley

Si a la Democracia

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