Por cada kilovatio-hora de electricidad que ahorremos, evitaremos la emisión de aproximadamente un kilogramo de CO2 en la central térmica donde se quema carbón o petróleo para producir esa electricidad.
Una mayor eficiencia energética de la tecnología, así como los hábitos responsables, hacen posible un menor consumo de energía.
Existen numerosos ejemplos. Más del 10% de la energía se utiliza en iluminación. Si se utilizaran bombillas de bajo consumo se podría reducir el consumo energético en el mundo entre un 5 y un 8%. Algo tan pequeño como una bombilla puede tener un gran impacto.
Cambiar de hábitos o sustituir los aparatos por otros menos despilfarradores nos ahorra dinero y emisiones a la atmósfera.
miércoles, 30 de julio de 2008
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