viernes, 15 de agosto de 2008

Lámparas de bajo consumo y mercurio


Como han aparecido muchos comentarios y opiniones, que cuestionan el reemplazo de las lámparas incandescentes por lámparas de bajo consumo, señalando su preocupación por el contenido de mercurio de éstas últimas, vemos la necesidad de aclarar este aspecto tan importante.

En primer lugar, el ahorro energético que una Lámpara Fluorescente Compacta (LFC) ofrece es del 75% al 80% (4 a 5 veces) respecto de una lámpara incandescente ofreciendo la misma potencia lumínica. Si bien es cierto que las LFC contienen mercurio, la cantidad que cada una posee es de alrededor de 2 miligramos, mil veces menos que un termómetro clínico y cien veces menos que un clásico tubo fluorescente. Estos datos pueden corroborarse en publicaciones del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

La utilización de LFC reduce ampliamente el impacto ambiental por el ahorro de energía que conlleva. La quema de combustibles fósiles para la generación de energía emite gases de efecto invernadero y además, mercurio. Es decir que el ahorro de energía implica también menos emisiones de mercurio al medioambiente.

El mercurio es un material peligroso que tiene efectos bioacumulativos en toda la cadena trófica por lo cual es indispensable tomar precauciones. Es por ello que junto al plan de recambio de lámparas incandescentes por las de bajo consumo es imprescindible la instrumentación de un plan de recolección diferenciada, considerando a estas lámparas como residuos electrónicos. Existen al respecto innumerable experiencias a nivel mundial que podrían servir como ejemplo. En el Senado de la Nación se está trabajando en un proyecto de ley para el tratamiento de éste tipo de residuos.

Todos los estudios de análisis de ciclo de vida completo (desde la fabricación hasta disposición final) muestran un balance ambiental positivo para las LFC. En Argentina existe un estudio de este tipo realizado por la Facultad de Ingenieria de la UBA que así lo señala también. Se puede ver en:

http://energia3.mecon.gov.ar/contenidos/verpagina.php?idpagina=2523


Las LFC son la alternativa que hoy encontramos en el mercado. Greenpeace trabaja en el mundo por la producción sin contaminantes, hoy son las LFC frente a las incandescentes la alternativa MENOS contaminante. Pero medidas como la propuesta, de prohibición de tecnologías obsoletas e ineficientes, empujan a las industrias a desarrollar tecnologías de reemplazo, en este caso, más eficientes. Por la prohibición de las lámparas incandescentes en diferentes países del mundo, la industria de luminotecnia está desarrollando alternativas mas eficientes y diferentes a las LFC, como las “lámparas halógenas ahorradoras”, en Argentina aún no están en el mercado, pero esta es la idea, que la industria invierta e investigue para desarrollar y poner a la venta las mejores tecnologías, eficientes y sin contaminantes.

Iluminación Eficiente: Primer paso hacia una [r]evolución energética:


Tema Especial: Cambio Climático


Uno de los temas a los que aparentemente se le está dando cierta relevancia en la opinión internacional es si aun estamos o no a tiempo de revertir los efectos que nuestras emisiones de gases están causando en el clima del planeta.

Veamos, los cambios en el clima del planeta entero -a excepción de una catástrofe natural como la caída del meteorito que hace 365 millones de años causó abruptas modificaciones – se van dando naturalmente de una forma muy paulatina, es decir, tienen que pasar mas de 100 vidas de un hombre para ver solo un pequeño cambio.
Los ciclos de la Tierra llevan tantos años que para una persona resultan casi incomprensibles, ya que no podemos tener clara noción de lo que significan dos o tres millones de años, cuando vivimos apenas 100.
Sin embargo, tanto por los avances tecnológicos como por la forma en la que se fueron desarrollando nuestras sociedades, hemos adquirido la capacidad de acelerar estos procesos, de alterarlos e incluso de superar la extraordinaria capacidad del planeta de absorber esos cambios y encauzarlos, adaptándolos a sus propios tiempos.
El planeta desde sus inicios nunca ha dejado de mutar, desde las mas frías eras glaciales, hasta las etapas mas calurosas. Sin embargo estos cambios siempre han sido tan “lentos” que ningún ser vivo hubiera sido capaz de percibirlos.
Todo eso hasta que, hace unos pocos cientos de años, llegó a nuestras sociedades la “Revolución Industrial”. De allí en adelante todos sabemos lo que pasó, el crecimiento de la industria ha sido tan grande y tan veloz que un día nos tomaba meses cruzar el Atlántico y al otro lo hacíamos en 4 o 5 horas. Un día las guerras eran con fusiles y bayonetas y al otro con bombas atómicas, misiles teledirigidos y uranio empobrecido.
Para los millones muertos causados por el Tsunami, el Huracán Katrina, las inundaciones y sequías que van y vienen en todo el mundo. Para los cientos de millones de muertos vivos de los países “en desarrollo” que no comen, que no tienen acceso al agua potable, que no pueden acceder a servicios de salud básicos, para los envenenados por las fumigaciones, por la minería o por las innumerables industrias que beben y contaminan el agua de los pobres para producir bienes de lujo para los ricos. Para ellos ya no estamos a tiempo.
Según un estudio de la ONG Save the children, los desastres derivados del cambio climático, que abarcan desde sequías a lluvias torrenciales, provocarán que en 2010 haya en todo el mundo 50 millones de desplazados medioambientales, la mayoría de ellos mujeres y niños. Esto sucederá hagamos lo que hagamos de aquí a ese momento. Para ellos tampoco estamos a tiempo.
Pero el ser humano ha sabido cubrir cada espacio del planeta, se ha sabido adaptar a todos los climas y es probable que sobreviva a cualquier cambio en el clima que el futuro nos depare. El punto es que tengamos claro que, de las decisiones que tomemos ahora, dependerá la cantidad de personas que sobrevivan y las condiciones climatológicas en las que ellos deberán existir.
¿Pensaremos individualmente, tratando de disfrutar de nuestra vida lo mas que podamos o aprenderemos a pensar como especie, sacrificando parte de nuestro bienestar por el de nuestros hijos, nietos o quienes los sucedan?.